Konstantino Kavafis
Konstantino Kavafis
Konstantino Kavafis, noveno hijo de una familia de ricos comerciantes griegos (originarios de Istambul), nació en Alejandría, donde se habían instalado el 29 de abril de 1863. En 1870, la muerte de su padre, conduce a la familia a una situación económica mucho menos acomodada, obligando a su madre a fijar residencia dos años más tarde en Londres, en un último intento de controlar el patrimonio. Londres y Liverpool otorgarán a Kavafis una educación inglesa y u conocimiento del idioma que llegaría a considerar como su segunda lengua (se sabe que hablaba y leía con la misma perfección francés, italiano y árabe).
Siete años más tarde regresarán a Alejandría, pero la intervención inglesa de 1882 a 1885 los obligará a volver a Istambul. En esta ciudad radiante y única tendrá Kavafis sus primeras experiencias sexuales y nacerá el poeta. Muchos admiradores suyos y alguna novela valiosa le han adjudicado una ciudadanía alejandrina al parecer excesiva. Kavafis es mucho más un hombre de Istambul.
De regreso en Alejandría, la ruina familiar se precipita, y la muerte de un hermano, que durante años fuera su consejero y mecenas, condiciona el ingreso de Kavafis en el Ministerio de Riegos egipcio. Durante cierto tiempo repartirá sus días entre ese empleo, algunas horas como corredor de comercio y la noche de bares y burdeles de Alejandría. En 1897 viaja a París y Londres y en 1901, por primera vez, pisa el sagrado suelo de Grecia donde le son publicados algunos poemas, en la revista Phanatheneum. En Grecia permanecerá dos años, y en 1904es editado su primer libro con catorce poemas.
Instalado de nuevo en Alejandría, a partir de 1907 asiste a las reuniones del grupo Nea Zoe. En 1908 toma un piso en el número 10 de la calle Lepsius, donde vivirá hasta su muerte. Publica poemas en Nea Zoe y en 1910 entrega a la imprenta una segunda colección de doce poemas. A partir de 1911 colabora en Ta Grammata, revista de ideología muy cercana a Nea Zoe.
Su difusión en otros idiomas comienza a partir de su amistad con E. M Foster, en 1914, quien incluye uno de los poemas de Kavafis en su Alejandría: A History and a Guide. Y todavía sigue siendo el mundo inglés aquél en dónde la obra del poeta tiene mayor número de seguidores y la mejor serie de traductores.
En 1920 Kavafis se retira del Ministerio de Riegos y poco a poco va convirtiéndose cada vez más en esa sombra de la ciudad que tan admirablemente supo ver y reflejar Lawrence Durrell.
En 1932 los médicos le diagnosticaron cáncer en la laringe. Viajará inútilmente a Atenas, donde le es practicada una traqueotomía, perdiendo la voz, y en 1933, es internado en el Hospital Griego de Alejandría, donde muere el 29 de abril.
La primera edición de sus poemas, 154 en total, en la forma que él dejó ordenados (cronológicamente), tuvo lugar en el año 1935.
VOLUPTUOSIDAD
(1917)
La delicia y el perfume de mi vida
es la memoria y el perfume de esas horas
en que encontré y retuve el placer
tal como lo deseaba.
Delicias y perfumes de mi vida,
para mí que odié
los goces y los amores rutinarios.
***
FUI
(1913)
Nada me retuvo. Me liberé y me fui.
Hacia placeres que estaban
tanto en la realidad como en mi ser,
a través de la noche iluminada.
Y bebí un vino fuerte, como
sólo los audaces beben el placer.
***
ANCIANO
(1897)
En el interior de un ruidoso café
un anciano se apoya sobre un velador;
un periódico ante él, iluminado por la soledad.
Y en el desprecio de su miserable vejez
piensa qué poco gozó de los años
cuando tuvo vigor, y elocuencia, y belleza.
Ha envejecido tanto; lo siente, lo ve.
El tiempo de su juventud, como si hubiera sido ayer,
pasó. Qué velozmente, qué velozmente.
Medita en cómo ahora se ríe de él la Sabiduría;
y cómo fió siempre –¡qué locura!-
de esa embustera que le decía: “Mañana. Tienes mucho tiempo”.
Recuerda impulsos que contuvo; y el sacrificio
de su felicidad. De su insensata prudencia
se burla hoy cada ocasión perdida.
...Hasta que de tanto evocar el pasado
se adormece. Hundido
sobre el velador solitario.
TROYANOS
(1905)
Desventurados son nuestros esfuerzos;
Inútiles como aquellos de los troyanos.
Conseguimos un pequeño éxito; ganamos
un poco de confianza, y la esperanza
y el valor renacen.
Más siempre algo sucede que nos frustra.
Aquiles surge de la tumba ante nosotros
Y acobardan sus gritos nuestros ánimos.
Nuestros esfuerzos son como los de los troyanos.
Pensamos que con decisión y con audacia
podríamos cambiar el curso del destino,
y miramos fuera al campo de batalla.
Mas cuando el momento supremo llega,
audacia y decisión se desvanecen;
se turba y paraliza nuestra alma;
y alrededor corremos de los muros
buscando salvación en la huida.
Sin embargo qué cierta es la derrota. Arriba,
en las murallas, ha empezado ya la elegía.
Llora la memoria y la pasión de nuestros días.
Amargamente Príamo y Écuba lloran por nosotros.
(Sobre lo expresado en la Ilíada por Homero, Kavafis parece prestar particular interés a Héctor y su desesperación)
***
MONOTONÍA
(1908)
Sigue un día monótono a otro igualmente
monótono, idéntico. Las mismas
cosas sucederán de nuevo, una y otra vez –
las mismas circunstancias nos toman y nos dejan.
A un mes sigue otro mes igual.
Lo que vendrá fácilmente se adivina;
serán las mismas cosas de ayer.
Y el mañana nunca parece ese mañana.
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ÍTACA
(1911)
Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
Pide que tu camino sea largo,
Rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones y a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuando puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en tu memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
Comprendes ya que significan las Ítacas.
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EL ORIGEN
(1921)
Han satisfecho su placer
prohibido. Y del lecho se levantan,
vistiéndose apresuradamente sin hablarse.
Abandonan por separado, furtivamente la casa; y mientras
caminan algo inquietos por las calles, parece
como si sospecharan que algo en ellos traiciona
en qué clase de lecho cayeron hace poco.
Pero cuánto ha ganado la vida del artista.
Mañana, otro día, años después escritos serán
los versos vigorosos que aquí tuvieron su principio.
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JOVEN ARTISTA DE VEINTICUATRO AÑOS
(1928)
¿Cómo poder crear en esas condiciones?
Él sufre por un placer mutilado.
Vive en una enervante situación.
Besa la cara amada cada día,
y sus manos recorren los exquisitos miembros.
Nunca en su vida ha amado con tanta
pasión. Mas el encantador descubrimiento
del amor es exigente; quiere la plenitud
del ansia mutua y del mutuo ardor.
(Los dos no se entregan por igual a ese placer anómalo.
Tan sólo uno vive con plenitud la historia).
Y así él sufre, y se destroza los nervios.
Además está sin trabajo, lo que también le afecta.
Pequeñas sumas de dinero
pide prestadas con dificultad (casi
mendigando), pero con ellas apenas puede mantenerse.
Besa los labios adorados; y en aquel
maravilloso cuerpo –que ahora ya sabe que
se limita a consentir – su voluptuosidad apacienta.
Y entonces bebe, fuma, bebe y fuma;
y pasa el tiempo en los cafés paseando tristemente el
marchitamiento
de sus formas.
¿Cómo poder crear en esas condiciones?
***
RECUERDA CUERPO
(1918)
Recuerda, cuerpo, no sólo cuando fuiste amado,
no solamente en qué lechos estuviste,
sino también aquellos deseos de ti
que en otros ojos viste brillar
y temblaron en otras voces – y que humilló
la suerte.
Ahora que todos ellos son cosa del pasado
casi parece como si hubieras satisfecho
aquellos deseos – cómo ardían,
recuerda, en los ojos que te contemplaban;
cómo temblaban por ti, en las voces, recuerda, cuerpo.
***
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